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A CAROL, MI HERMANA DEL ALMA

Santa María de Cayón, 5 de octubre de 2007

A CAROL, MI HERMANA DEL ALMA

Porque de ti volví a aprender el nombre de las cosas.

Porque de ti volví a aprender lo necesario.

De ti volví a aprender. Del bosque

de tu alegría. De manos

de tu sereno misterio.

Quedaba mucho por hacer.

Quedaba mucho.

Porque de ti volví a aprender lo necesario.

A prescindir de lo inútil,

que nada es precario.

Del brillo de tus ojos

a disfrutar el tiempo lento.

Y cuatro cosas útiles de tu gesto cierto.

Y muchas cosas más de ti aprendí.

A tirar el lastre, de eso que es la existencia.

A robarle el tiempo al minutero,

que los relojes matan el tiempo.

Aprendí a sumar lo lógico y lo incierto.

Aprendí a soportar sólo lo soportable.

Y quedaba mucho por hacer...

Familia

Iglesias Aparicio