A María Antonia García Polvorinos
Santander, 10 de octubre de 2008
Después de tu marcha me puse a pensar en lo difícil que es que un grupo de personas opinen de igual forma sobre algo y, sin embargo, cuando mis amigas y yo estamos juntas y hablamos de ti, el comentario es unánime: María Antonia es, ha sido, excepcional. Una dice que «era la mejor niña del colegio»; otra, que «la mejor compañera del Banco»; otra, que «era tan generosa y alegre»
Te fuiste muy deprisa. ¿Será que ya ha empezado la temporada de conciertos en el lugar al que te has ido? Sé que aquí abajo la música te parecía celestial. ¿Cómo sonará la que los ángeles toquen para ti! También ellos te habrán recibido sonriendo como tú siempre hacías.
Tu bondad y tu alegría permanecerán en nuestro recuerdo.
Descansa en paz.
B.C.