Borrar

A mi madre

Santander, 17 de octubre de 2007

A mi madre

Corría el año 58. Ella estaba gestando un nuevo hijo, el entorno la animaba para que abortara, ya que tenía ocho hijos, incluso el marido la dio seis mil pesetas (de las de entonces) para pagar los gastos. Ella marchó para Torrelavega y por el camino pensó que donde comen ocho también podían comer nueve. Además pensó: que bien me vienen estas seis mil pesetas para comprar ropa para mis hijos. Regresó a casa cargada y con ropa para todos. Su marido aceptó de buen grado la decisión de su esposa y después de unos meses nació el que escribe estas líneas de agradecimiento a sus padres, en especial a ti, madre que ayer nos dejaste para siempre después de nueve años de lucha contra el alzheimer.

Tu marido y los doce hijos estamos tan orgullosos de ti que queremos contar lo grande que eras, la alegría que tenías y el bien que a tanta gente has hecho.

El domingo día 7 de octubre, cuando te fuiste en silencio, mis hermanas te vistieron muy elegante ¿que guapa estabas! Mamá, parecía que dormías. Te bajamos al salón azul del hotel entre lágrimas y sollozos. Que dolor más grande sacarte de tu casa, pero ya que habías emprendido el viaje al paraíso, seguro que Dios te recibió con mucha alegría y lágrimas en los ojos.

Mucha gente quería despedirte: tu esposo, tus doce hijos, yernos, nueras y tus veintiocho nietos estábamos en primera fila. Junto a tus hermanos y familiares, también los amigos estaban allí. No querían que te marcharas sin decirte adiós. La iglesia se quedó pequeña para acoger a tanta y tanta gente que te quiso despedir. Recibiste muchísimas flores, las cuales tuvimos que repartir por varios cementerios.

Mamá, gracias a los familiares y amigos podemos llevar un poco mejor el vacío que tú nos dejaste, pero estamos tranquilos, porque tus deseos ya se cumplieron cuando te dejamos descansando junto a tus padres.

Hoy, madre mía, te queremos decir: vete tranquila y descansa feliz.

F. P. F. ¿¿TE QUEREMOS!!