En memoria de Juan José Oteiza
Torrelavega, 12 de febrero de 2008
La respuesta de mi marido fue inmediata: «qué pena, toda la vida trabajando y cuando podía disfrutar...». Pero no ha sido así, Juan José ha disfrutado mucho de todo.
Con auténtica pasión ha disfrutado de su trabajo, de la compañía de muchos de sus compañeros, de sus amigos ha disfrutado de una vida con Elisa y, cómo no, de todos sus pacientes (no te preocupes Juan José, que no voy a poner pacientas).
Eso sí, hemos sido pacientes muy pacientes pero ese tiempo en la sala de espera ha sido un pago escaso a cambio de la mejor de las atenciones, siempre clara, sincera, real y llena de cariño, mucho afecto y un profundo respeto.
Una atención profesional diferente con esa habilidad suya para hacemos sentir como si cada una de nosotras fuéramos el caso más importante el que más atención necesitaba.
Han sido muchos momentos, muchos comentarios que siempre animaban, muchas anécdotas que contabas con gracia y con la intención de suavizar la estancia en el hospital, o las lágrimas en tu consulta, muchas, muchas cosas.
Hoy todos estos pacientes (no te preocupes no voy a poner pacientas) todos quedamos plasmados en esos expedientes tuyos llenos de dibujos, aclaraciones y anotaciones en rojo (cuánto rotulador rojo he gastado, me decías) todos hemos quedado huérfanos de amigo y de médico. Amigo de los de verdad y médico de los que ojalá sigan formándose.
De todos tus pacientes, un abrazo y no te olvides de nosotros.