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Hasta siempre, Pepe Astoreca

Piélagos, 1 de febrero de 2009

Hasta siempre, Pepe Astoreca

Cuando le conocimos, en nuestra pubertad unos, en la juventud otros, él ya estaba en la plenitud de su vida, pero José Astoreca Cuartas (Pepe para todos), atendiendo a su fuerte vocación de formador de hombres, había decidido por entonces realizar su altruista labor y entregarnos el tiempo que su trabajo como funcionario de Obras Públicas le dejaba disponible.

Para nosotros Pepe ha representado en nuestras vidas mucho más que un compañero, y más, si cabe, que un ejemplar amigo. Integrado en los diferentes grupos de actividad como un joven más, nos enseñó, con su ejemplo, a conocer el humanismo cristiano e incorporar su ideario con ilusión y alegría a nuestro quehacer diario. Amante del deporte, la naturaleza y la cultura, se esforzó en transmitirnos sus inquietudes vitales con una comprensión y un cariño extraordinarios, organizando y promoviendo nuestra participación en innumerables actividades lúdicas, formativas, culturales o deportivas.

Su labor la desarrolló con base en "el Centro", un humilde local sede de la Acción Católica de la Parroquia de Nª. Sra. de La Anunciación de Santander, donde, en torno a un par de mesas de "ping-pong", juegos de ajedrez, damas o dominó y un reducido espacio exterior conocido por "la bolera", centenares de adolescentes y jóvenes en las primeras décadas de la segunda mitad del pasado siglo, tuvimos la oportunidad de conocerle. Y allí tuvimos la enorme suerte de recibir el legado que, día a día, Astoreca intentaba transmitirnos. Él fue fundador y alma-máter de aquél deporte que dimos en llamar «fútbol-bolera», el creador y el impulsor de aquellos equipos de Atletismo y de Hockey sobre Hierba, que bajo el nombre de ANDREIA O.A.R., compitieron en campeonatos regionales y nacionales con notable éxito, especialmente por el estilo competitivo que todos nos esforzábamos en exhibir, en el que imperaba la deportividad y el fair-play, impregnando todas nuestras actividades de un cristiano humanismo. Él sembró en muchos de nosotros la afición por el buen cine, la fotografía, las artes plásticas, la literatura, la música., iniciándonos en el análisis crítico de cualquier tipo de obra y en su valoración ética o estética.

Él también, sobre todo, nos enseñó a disfrutar y amar la naturaleza. Con él realizamos numerosas acampadas montañeras, culminamos innumerables cumbres de la orografía cántabra y descubrimos, asombrados, los imponentes Picos de Europa. Sería largo reseñar aquí las inolvidables experiencias que a cada uno de los que hemos colaborado en esta nota nos gustaría contar para dar testimonio de su gran labor.

Concluiremos resumiendo que él nos inculcó, para el resto de nuestras vidas, una formación en unos valores humanos y cristianos, con los que, aun hoy intentamos ser consecuentes, y hemos procurado transmitir a nuestros hijos.

Por todo ello, gracias Pepe. Gracias por tu ejemplo de vida, una vida sencilla, pero con un alma grande y un corazón en donde tuvimos cabida todos nosotros. Nunca te olvidaremos. Seguro que "TU AMIGO «, como tú Le llamabas, al culminar hoy, pasados tus 90, la más alta de las cumbres que has escalado te habrá encomendado ya alguna tarea especial o la organización de algún evento que permita a los jóvenes a seguir con alegría la senda que tú has recorrido .Hasta siempre Pepe. Aquellos muchachos del centro, hoy ya abuelos.