Juan Manuel de Hoz, in memoriam
Madrid, 4 de septiembre de 2008
El día 1 de este mes falleció en Madrid Juan Manuel de Hoz. Fue un amigo entrañable. Nos conocimos superficialmente en Suances donde él veraneaba y en el ya lejano verano de 1950 coincidimos en el campamento de la Milicia Universitaria en la Granja (Segovia). Estudiaba Derecho como yo y era un gran aficionado y practicante del atletismo. Al quedar yo campeón de triple salto en los juegos atléticos que se hicieron en el Campamento, me animó para que siguiera practicando en Madrid a las órdenes del entrenador italiano J. Batista Mobba. Acepté su invitación y así empecé a practicar en serio ese deporte. Pronto pasé a formar parte de la selección de atletismo del Real Madrid y de la selección madrileña junto con Juan Manuel De Hoz. Estaban en aquel equipo, entre otros, José Luis Torres, Carpio, Daniel Pollán, Miguel de la Cuadra Salcedo y Rafael Cavero Lataillade (fraternal amigo de Juan Manuel).
Poco después pasé a formar parte de la selección absoluta, viajé a Europa y pasé, quizá, los mejores momentos de mi vida que aún recuerdo con cariño y nostalgia. Y todo eso se lo debo a Juan Manuel de Hoz de quien me va a resultar difícil olvidarme como no podré hacerlo de los magníficos ratos que pasé junto a él. Era presto en atender a los amigos, siempre sonriente y de buen humor, transmitía alegría y no era posible estar triste ni siquiera serio a su lado.
Años después -hacia 1974- fue nombrado Vicepresidente de la Real Federación Española de Atletismo y Rafa Cavero Presidente.
Fue entonces cuando por su intervención, fui nombrado Presidente de la Federación Cántabra de Atletismo y vocal de la Federación Española hasta que lo dejé en 1980 por otras ocupaciones.
Desde entonces mantuvimos la amistad aunque de forma más espaciosa. Nos veíamos con motivo de mis viajes profesionales a Madrid y en sus vacaciones en Suances donde salíamos con frecuencia con mi mujer y la suya, Rosita, oriunda de Torrelavega y fallecida hace ya algunos años.
En su carrera ascendente, por su valía y dedicación, llegó a ser miembro de la Federación Internacional de Atletismo (FIAAF) y Presidente de la Federación Iberoamericana.
A raiz de su enfermedad tuvimos algún contacto en Madrid y más frecuente telefónicamente. Junto al sentimiento sincero que me ha producido su muerte, me quedan muchos de aquellos recuerdos que él hizo míos para siempre. Pero se ha ido. Espero y deseo que estará dirigiendo la Federación celestial de atletismo. Con todo mi cariño, hasta que Dios quiera Juan Manuel.
Manuel Pardo Castillo