Ramón Blanco Pomposo
Santander, 24 de noviembre de 2009
Al mediodía del pasado viernes, día 20 de noviembre, en el Hospital Marqués de Valdecilla, donde se hallaba ingresado hacía unos días, afectado de una infección en las vías respiratorias, asistido con los sacramentos postreros, expiraba plácidamente, rodeado de los suyos, don Ramón Blanco Pomposo, a la edad de 82 años, produciendo dicho óbito un general sentimiento de tristeza, tanto entre sus familiares, como entre sus numerosos amigos y vecinos de su pueblo natal de Mortera, de donde el extinto era natural y en donde gozaba de gran aprecio y cariño de sus convecinos.
El finado era miembro de una familia sencilla y cristiana de Mortera (Ayuntamiento de Piélagos). Era el segundo hermano de cinco. Como consecuencia de quedarse huérfano de padre, cuando aún era un niño, hubo de trabajar mucho junto con su otro hermano mayor, para ayudar a su madre, doña María Pomposo, (Q. E. P. D.), a sacar hacia adelante a su familia, en aquellos momentos de estrecheces económicas. Después de trabajar varios años por cuenta ajena, se dedicó a la ganadería y a la huerta, donde con su abnegado esfuerzo y laboriosidad consiguió el bienestar de la familia y ser considerado como un gran entendido en la materia. A lo largo de su longa vida, además de su infatigable lucha por la supervivencia en aquellos momentos duros, y tras crear su propia familia, demostró ser un entrañable esposo y padre de familia. Un hombre recto de carácter, pero bondadoso, humilde, sencillo, servicial, piadoso y caritativo, dedicado a los demás y a los suyos, de una forma singular y ejemplar, con una profunda honestidad en la búsqueda de la verdad y a respetarla donde la encontrase. Este don que sólo alcanzan los puros de corazón, con ausencia de prejuicios y sin temor a abdicar las propias certidumbres cuando las descubre erróneas.
Creemos que todas las personas que conocieron y trataron a Ramón Blanco Pomposo, especialmente las más allegadas, refrendarán estas precedentes palabras sobre las virtudes que atesoraban a nuestro finado amigo, que en su partida hacia la Eternidad han querido tributarle el adiós sincero y afectivo, sumándose masivamente con su presencia en el tanatorio donde reposaban sus restos mortales, como al funeral de corpore presente oficiado el pasado, sábado, a las cuatro y media de la tarde, en la iglesia parroquial de Mortera, así como a la inhumación del cadáver al panteón familiar de dicho pueblo.
Así, con la aceptación reverente de los caminos de la Providencia en el desvalimiento que nos deja la marcha del amigo, suplicamos al Altísimo que por nuestro sufragio le conceda el descanso eterno.