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Talo Beraza. Adiós a un bombre bueno

Santander, 19 de agosto de 2008

Talo Beraza. Adiós a un bombre bueno

Tuve la oportunidad de tratar a Gonzalo Beraza (Talo para los amigos), durante muchos años; una relación estrecha de trabajo y, sobre todo, de amistad que marcó, sin lugar a dudas, toda una larga etapa de mi vida. Ahora, tras su inesperada, cruel y repentina muerte, el recuerdo se sedimenta y la ausencia se acrecienta.

Fotógrafo vocacional y con talento, fue durante años testigo de cuantos acontecimientos, eventos culturales, sociales o políticos tuvieron a Santander y Cantabria como escenario. Su cámara plasmó en millares de instantáneas a cientos de personajes, españoles y extranjeros, actos y hechos de relieve que se sucedían en la vida de la ciudad, especialmente en todo lo relacionado con los cursos de la UIMP y aquellos otros -oficiales- de carácter institucional. De esta forma, su archivo, su acervo fotográfico, supone un auténtico arsenal de imágenes que es un cúmulo de documentación gráfica de gran calidad, tanto por el enfoque de su "ojo fotográfico" como por la riqueza plástica que siempre imprimía a sus encuadres, plagados de significado y de detalle.

Talo era, por encima de todo, una buena persona; incapaz de causar la mínima contradicción para con los demás, cuanto más el mínimo daño..., Talo vivió su vida de forma sencilla, casi anónima, entregado a sus dos pasiones esenciales: la fotografía en primerísimo lugar y el ciclismo como complemento y actividad física. Algo tan "normal", tan sumario que supuso el eje y el centro de su actividad vital y de sus intereses mentales. Siempre sonriente, abierto, dispuesto hacia los demás, desconocía la palabra no cuando ésta tenía alguna relación con sus amigos, con la gente que lo rodeaba y lo quería. Recuerdo su ilusión renovada año tras año a la espera de las vacaciones, de los días libres de trabajo para escapar con la bicicleta, llegar a metas insospechadas llenas de luz, de aire libre, de poesía y de alegría de vivir...

¿Qué vehemencia casi infantil empleaba al regreso de sus escapadas por esos puertos y esos paisajes recónditos! Igualmente, sus explicaciones respecto de la técnica fotográfica aplicada en un reportaje, sobre el estudio de la luz, ese intento constante por aprehender el instante, plasmar la belleza fugaz que el ojo observa brevemente y el artista pretende eternizar a través de su cámara... Su relato se llenaba de atropelladas frases tan gráficas como espontáneas que parecían hacerle revivir la "hazaña" una vez más...

Talo, el buen Talo era así, sencillo, agradable, leal, alegre y vital, esencialmente vital; por eso el golpe implacable de su desaparición súbita se me antoja, si cabe, más incomprensible, si a la muerte se le puede buscar lógica. Su vida ha sido cortada de un solo tajo, como se corta una rara y aromática flor del campo, sin más. Porque él, Talo, era así, como una de esas plantas sonrientes que podemos encontrar, raras y humildes, en los recodos del monte, en los caminos agrestes y límpidos que él recorría con su bicicleta y su inseparable cámara de fotos con tanta ilusión y tanto cariño.

Gracias amigo por la oportunidad de compartir contigo tantos momentos, tanto trabajo y tanta bondad.