Tomás Vaquero González, comerciante jubilado
Santander, 24 de noviembre de 2010
El pasado 19 de noviembre, en el Hospital de Valdecllla, donde hacía tres días se hallaba ingresado aquejado de una grave dolencia, falleció inesperadamente y rodeado de los suyos Tomás Vaquero González, comerciante jubilado. Su muerte ha producido entre sus numerosas amistades y conocidos un hondo sentimiento de dolor, dado que el finado gozaba del general aprecio y consideración de todos cuantos en vida tuvimos el honor de haberle tratado y disfrutado con las charlas que en nuestros esporádicos e inolvidables encuentros mantuvimos con él.
Tomás Vaquero había nacido en el seno de una familia profundamente cristiana y muy querida en el pueblo de Suesa (Ayuntamiento de Ribamontán al Mar) hacia ochenta y ocho años y era el pequeño de seis hermanos. Tras sus estudios primarios se dedicó profesionalmente, primeramente, a colaborar con su familia, y después hasta su jubilación como responsable del comercio denominado Casa Vaquero, dedicada a bar, venta de ultramarinos y de toda clase de droguería, ferretería y maquinaria agrícola. Durante muchísimos años este comercio, antes de la aparición de los supermercados y de las grandes superficies, fue de referencia no solamente para todos los habitantes de aquel valle, sino para los de otros varios, cuyos vecinos sabían perfectamente que dirigirse a comprar a Suesa, a la Casa Vaquero, tanto una herramienta agrícola, como un producto alimenticio o un producto de droguería que precisasen, siempre lo iban a encontrar allí, además de saber que iban a ser atendidos con la seriedad y profesionalidad que era norma de obligado cumplimiento de las personas que les atendían, bajo la dirección de Tomás o de su finada y recordada hermana doña Emilia, ayudados siempre por su familia más cercana, que fueron el factótum del éxito obtenido en su negocio.
Si como profesional del comercio fue modélico, como persona fue extraordinaria. Hombre de profundas convicciones religiosas. Un hombre de una gran bonhomía. Una persona buena que peregrinó por esta vida haciendo el bien y sin hacer daño a nadie. Ofreció siempre a cuantos le conocimos una animada conversación y en ella compartía con generosidad preocupaciones y sueños.
Tanto en el funeral de corpore in sepulto celebrado el pasado domingo en la iglesia parroquial del pueblo de Su esa, cuyo templo se hallaba abarrotado de personas, entre la homilía tan sentida ofrecida por el oficiante y la magnífica actuación de diversos cánticos a cargo de nuestra querida paisana Aurora, como en el último adiós dado a nuestro querido e inolvidable amigo en el cementerio de dicho pueblo, se mezclaban los sentimientos de tristeza por su ausencia y la celebración jubilosa por la muy especial presencia que tuvo Tomás Vaquero en nuestras vidas.
Tomás, quienes te conocimos y disfrutamos de tu cariño, tu amistad y tu ejemplo, te mantenemos vivo en el recuerdo. Descansa en Paz, buen amigo.