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Necrológicas

Don Lucio Valcarce Pestaña, ex fiscal jefe de Cantabria

Santander, 31 de mayo de 2008

Don Lucio Valcarce Pestaña, ex fiscal jefe de Cantabria

El pasado miércoles, en su domicilio de la calle de Castelar, de nuestra ciudad, víctima de una larga y cruel enfermedad, falleció don Lucio Valcarce Pestaña, ex fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria, produciendo este triste desenlace un general sentimiento de dolor en nuestra región, especialmente en el ámbito de la Administración de Justicia, donde era muy querido y respetado, así como entre sus numerosas amistades, entre las que se encuentran personas de todas las clases sociales.

Lucio Valcarce había nacido el día 25 de noviembre de 1929, en Cacabelos (León). Hijo de una familia numerosa, realizó los estudios de Derecho en la Universidad de Santiago de Compostela. Posteriormente obtuvo por oposición la plaza de Fiscal, profesión ésta que ha ejercido durante treinta y siete años. Estuvo destinado en Lugo, Las Palmas de Gran Canaria y en Cantabria, desde el año 1976 hasta el año 1988, como teniente fiscal y fiscal jefe de la Audiencia Provincial de Santander; y desde 1988 hasta el día 25 de noviembre de 1999, en que al cumplir la edad reglamentaria se jubiló como fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria.

El día 26 de noviembre de 1999, recibió un doble homenaje: Uno con motivo de la imposición de la Cruz de Honor de la Orden de San Raimundo de Peñafort, de manos del que fuera Fiscal Inspector de la Fiscalía General del Estado, don Juan José Martínez Zato; y otro, por su jubilación en el cargo. A este acto solemne asistieron las primeras autoridades de Cantabria, presididas por el entonces presidente de nuestro Gobierno, José Joaquín Martínez Sieso; don Teófilo Ortega Torres, que fuera Magistrado del Tribunal Supremo y consejero del Poder Judicial; don Eduardo Torres-Dulce, que fuera fiscal jefe de la Secretaría Técnica de la Fiscalía General del Estado; el ex presidente del TSJC, don Javier Sánchez Pego; el ex decano del Colegio de Abogados de Cantabria, don Luis Revenga Sánchez; y un gran número de parlamentarios, alcaldes, magistrados, jueces, fiscales, notarios, registradores, abogados, procuradores, médicos forenses, funcionarios y amigos del homenajeado.

De la personalidad profesional y personal del extinto podemos resaltar su hombría de bien y las sobresalientes virtudes que le atesoraban. En nuestra región gozaba del respeto y del afecto de sus compañeros y amigos. Tuvo una forma especial de ser, supo estar, tuvo elegancia ante la vida, en definitiva, fue un buen fiscal. Sus dotes personales y profesionales fueron propias y únicamente de una sola condición. Cumplimiento del deber y tener abiertas las puertas de su despacho a todas aquellas personas, fueran éstas profesionales o justiciables, que le demandaban su ayuda o consejo. En el ejercicio de sus funciones trató de cumplir lo más exactamente posible con lo que la ley le demandaba, atendiendo siempre a los principios de unidad, subordinación jerárquica y lo que era más importante a los principios de legalidad e imparcialidad que destaca el artículo 124 de nuestra Carta Magna.

A lo largo de su dilatada vida profesional llevó a cabo numerosísimas intervenciones orales, ante los Juzgados y Tribunales de lo penal, así como en lo Contencioso defendiendo los derechos fundamentales de los ciudadanos, interviniendo de forma muy importante en la esfera de protección y corrección de menores, en defensa de las personas que son incapaces de gobernarse por sí mismas y, en definitiva, en todo aquello que suponía la defensa del interés social. No se puede ocultar que algunas de sus actuaciones en litigios penales que afectaba a la esfera política le dieron algunos quebraderos de cabeza, al ser objeto de algunos insultos y vituperios.

Queremos terminar este comentario necrológico, en su memoria, con las últimas palabras de su elocuente discurso que en el capítulo de agradecimiento pronunciase aquel día de su homenaje, diciendo "que siempre le gustaron los clásicos españoles, con aquella frase del Alcalde de Zalamea, don Pedro Crespo, quien como el Rey le hubiese alabado el procedimiento seguido contra el capitán que violó a su hija y reclamase la entrega del condenado para ejecutar la sentencia, le dijo: "no puede ser, la sentencia ya está ejecutada", al ver el enojo del Rey porque el cumplimiento de la sentencia era cosa de la jurisdicción Real del Estado, el Alcalde le respondió: "Majestad, poco importa errar en lo menos si se ha acertado en lo más". Esto es lo que deseaba nuestro ilustre amigo, hoy desaparecido, que se recordase de él en aquella nueva etapa de júbilo que comenzaba.

El pasado jueves, a las siete de la tarde, en la Santa Iglesia Catedral Basílica de Santander, se ofició el funeral por su eterno descanso, cuyo templo se hallaba abarrotado de personas, entre las que se encontraban autoridades de nuestra región, compañeros fiscales y magistrados de toda España, familiares y amistades. Sus cenizas reposan junto a las de su esposa, doña Piluca Polanco Torres, fallecida en nuestra ciudad, el pasado año.1996, en el panteón familiar de Quiroga (Lugo).

Desde estas líneas deseamos testimoniar a su apenada familia la expresión más sincera de nuestra condolencia, con motivo de esta irreparable como sensible pérdida, cuya persona y condición profesional nos merecieron desde nuestro conocimiento y primeros contactos en el año lejano de 1976 la mayor estima y respeto.

Descansa en paz, inefable amigo.

F. VEGA