In memoriam Alejandro Martín
Santander, 10 de enero de 2011
No sirven los adjetivos al uso cuando pretendes guiarte por lo que te dicta tu propia experiencia emotiva, al referirte al amigo que se ha ido, por mucho que fuese una desaparición presentida. La carátula del disco Ecos de mi guitarra con su imagen y la mirada dirigida amorosamente a su fiel compañera me producen una inmensa pena y un inevitable nudo en la garganta. Quedan sus gestas como persona y como artista, pues la fina sensibilidad y la depurada técnica bastante tienen que ver con aquello que dijo el filósofo de que la inteligencia preclara y la bondad van asociadas.
Había elegido volver a Santander tras mostrar sus dotes en diversos escenarios nacionales, europeos y americanos, mas había un fondo de nostalgia que curaba a su modo en las conversaciones con los amigos del día a día y guiados por la común pasión flamenca o con los que puntualmente volvíamos a la cita del Concurso de Cante Flamenco del Centro Andaluz. Y es que fue un Concurso fraguado por la suprema voluntad de él, nuestro entrañable y desaparecido amigo Alfonso Serrano, José Luis Martínez, Carlos Utrera, Ángel López y Paco Martos -como Presidente del Centro Andaluz- que contagiaron de su entusiasmo a los aficionados que se han acercado al Centro Andaluz y a Tantín, a la sede gentilmente cedida por Caja Cantabria. No pudo este año ser el acompañante de los concursantes y hubo de sustituirlo un guitarrista, Antonio Contíñez, hijo de su añorada Córdoba, a la que están ligados de un modo u otro los que forjaron en su día la idea.
Más allá de su premio en el lejano cuarto Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, en 1965, queda la imagen en nuestra retina de bonhomía y del magisterio ejercido sobre diversas generaciones de guitarristas, entre los cuales figura por derecho de gentes su propio hijo Alejandro, presente como segundo guitarrista en el disco. Se me viene a la memoria un lugar común, tomado de Antonio Machado en A un olmo seco
..quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también hacia la luz y hacia
la vida,
otro milagro de la primavera.
Santander y sus gentes le deben un reconocimiento y homenaje por su humanidad y la contribución a que esta ciudad sea ya un referente en el reconocimiento de ese arte flamenco, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Vaya por ti un ole desde Córdoba, querido Alejandro.