Maximino Lavín Peña, un hombre bueno y luchador
Torrelavega, 4 de noviembre de 2010
A primeras horas de la mañana del pasado día 2 de noviembre, en su casa de La Encina de Cayón, falleció Maximino Lavín Peña, habiendo producido su muerte un gran sentimiento de dolor en toda Cantabria, donde el finado era muy conocido y querido.
Habla nacido en Bareyo (Cantabrla), el día 20 de septiembre de 1945. Tras sus primeros estudios, ingresó en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Bilbao, licenciándose posteriormente en la Escuela de Barcelona. Tras haber trabajado algunos años en distintas empresas, a finales de la década de los setenta, tras realizar un curso de especialización como perito judicial en Madrid, ejerció su profesión en los Juzgados de Cantabria durante más de treinta años, habiendo llevado a cabo miles de pericias, tanto del sector del automóvil, como de todo tipo de peritaciones, siendo valorados mayoritariamente sus dictámenes, tanto por jueces y magistrados como por el resto de operadores jurídicos, como fiables y de equidad.
Nuestro amigo se fue lentamente, aferrándose hasta el último momento a la vida, pero su última imagen siempre será de lucha. Su marcha ha sido como su vida: apasionada al extremo, tanto en su vida profesional, familiar o en la relación con sus amigos. Hombre sabio y "en el buen sentido de la palabra, bueno". Hay que desembarazarse de no pocos prejuicios para sacar del baúl una denominación que tan bien encaja en el amigo desaparecido. Sabiduría no se refiere a simple acumulación de saber, que en Maxi era mucho y muy diverso, sino a aquello que lo unifica y le da sentido, esa perspectiva, ganada a la vida, que mezcla en la medida justa escepticismo con humor y tolerancia. Es un don que proviene de la confluencia de la Inteligencia con la bondad, algo que ocurre raramente.
Nuestro finado amigo, como hijo, siempre fue ejemplar. Como esposo y padre, modélico. Y como amigo, extraordinario, que cuando desaparecen sabemos lo mucho que hemos perdido. De ello podemos dar fe.
Este análisis que hacemos de la personalidad de nuestro querido e inolvidable amigo, no es producto de una apreciación personal, pues está avalada como pocas veces hemos tenido ocasión de presenciar, por la multitudinaria manifestación de dolor que personas, de toda condición social, credo, profesión, y vecindad, le han tributado acercándose a darle el último adiós tanto en el tanatorio donde reposaban sus restos mortales, como posteriormente en el funeral que por su eterno descanso fue oficiado en el día de ayer en la iglesia parroquial de La Encina de Cayón.
Finalmente deseamos reiterar nuestro más sentido pésame a su querida esposa, doña Ana María Otí Gandarillas; hijas, Elena, Ana y Carmen; padre político, Ramón Otí Pontones; hermanos políticos, María Fernanda, Ramón e Ignacio Otí Gandarillas; Antonio Gutiérrez y Rosa Sainz; tíos, sobrinos, primos, demás familia y amigos; a la vez de desearle a nuestro inolvidable amigo, Maxi, goce ya por sus propios méritos y por la Misericordia de Dios de la Paz Eterna junto a los suyos.